En el estadio Friuli, en un desafío de la jornada 33 del Calcio, recuperada en éste turno intrasemanal tras el reenvío de todos los partidos, Inter le ganó de visitante a Udinese por 3 a 1: primero el brasilero Danilo puso en ventaja al local, pero un doblete de Wesley Sneijder y un gol de Ricardo Alvárez dieron vuelta el marcador en favor de los milaneses.
Con este triunfo los nerazzurri vuelven a soñar con un puesto en Champions, puesto que ahora suman 52 puntos, atraparon a los friulanos en el quinto escalón de la tabla y así los dos equipos están a tres puntos nomás de Lazio, el actual tercero.
El resultado fue justo y si bien la visita debe agradecer a Handanovic por haberle regalado el gol del empate, mereció el triunfo porque jugó mejor y argumentó la victoria con muchas otras ocasiones de gol.
Udinese no es más el equipazo que era hace un par de meses, sin dudas debido al grande cansancio que se está haciendo sentir con todo su peso en las piernas de los albinegros. Sin embargo, el equipo de Guidolín se había logrado poner en ventaja al sexto minuto, cuando en el desarrollo de una jugada de pelota parada Di Natale metió una rabona, Armero tocó al medio para Danilo y el defensor, desde el límite del área, sacudió un derechazo inatajable, que astilló el poste antes de meterse adentro.
Inter sintió el golpe, pero al décimo minuto tuvo la suerte de encontrar el 1 a 1 con un zurdazo poco pretencioso de Sneijder, que sin embargo Handanovic se dejó pasar entre los brazos regalándole así el empate a la visita.
Ese gol le dio energías nuevas a los muchachos de Stramaccioni, que empezaron a jugar un buen fútbol. Además los locales, evidentemente chocados y confundidos, se desarmaron un poco y concedieron demasiado espacio para las contras. Espacio que los nerazzurri aprovecharon bárbaro gracias a la gran calidad de los dos enganches, Sneijder y Alvárez, y al partidazo disputado por Milito.
Antes de la media hora llegó el 2 a 1: el Príncipe recibió cerca del vértice izquierdo del área chica, aguantó muy bien el balón y de media vuelta lo habilitó a Sneijder: el holandés, que entraba por el otro lado del área, definió el mano a mano con un globito delicioso por arriba de Handanovic.
Un típico refrán italiano dice que "hay que golpear el fierro mientras sigue caliente". Inter siguió el consejo y atacó realmente con todo, decidido a cerrar el trámite ya en esa etapa. Así, con otra gran contra, llegó el tercero. Esta vez Alvárez hizo todo casi solo: recibió sobre la tres cuartos, encaró la defensa rival, metió una gran gambeta y no le dejó chances al arquero con una definición certera.
El complemento se abrió con una reacción de orgullo de los albinegros, pero Floro Flores desperdició una excelente chance optando por tirarse de manera bochornosa, en la búsqueda de un penal, en cambio que definir la jugada, y más tarde Di Natale también desaprovechó una buena ocasión regresando para atrás, en cambio de encarar, si bien en la ocasión Lucio pareció tocarlo y podía cobrarse un penal.
En el resto del partido no pasó mucho más, porque los nerazzurri se defendieron muy bien y no le concedieron espacios a su rival. Al mismo tiempo, si bien se mostró con peligro en un par de ocasiones, el conjunto milanés prefirió más controlar el trámite que buscar otro gol y así el match se durmió un poco.
Así, nada cambió en el complemento respecto al marcador e Inter pudo quedarse con tres puntos que, gracias a la caída de Lazio en novara, le permiten seguir soñando con un puesto en Champions, porque tres puntos en cuatro fechas (y dos desde Nápoli) no son un escollo insuperable.
Bien lo de Stramaccioni, quien acertó la decisión de jugar con doble enganche y, en efecto, Sneijder y Alvárez decidieron el partido, así como Milito, libre de moverse por todo el frente ofensivo, pudo marcar diferencia con su gran aporte. Una movida que habla de un entrenador astuto y preparado, que podría hasta conquistar la confirmación para el año que viene, si alcanzará ese objetivo.
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