El Chelsea ha perdido la puja para hacerse con la antigua central eléctrica de Battersea, a orillas del Támesis a su paso por Londres, en cuyos terrenos pretendía edificar un nuevo estadio, anunciaron los administradores de esa propiedad.
Las catorce hectáreas de suelo y el edificio de la central eléctrica, una singular construcción de ladrillo que inmortalizó la banda británica Pink Floyd en la portada de "Animals", uno de sus discos, fueron vendidas por 400 millones de libras (480 millones de euros) a la compañía malaya SP Setia and Sime Darby, informó Ernst and Young.
El magnate ruso Roman Abramóvich ha insistido en los últimos años en su deseo de abandonar Stamford Bridge, un estadio con una capacidad limitada a 42.000 personas, para levantar otro coliseo que le permita alcanzar recaudaciones en taquilla similares a las de rivales de la liga inglesa como el Arsenal o el Manchester United.
El plan más concreto presentado en ese sentido hasta la fecha era el de convertir la central de Battersea en "uno de los estadios de fútbol más icónicos del mundo", con un "diseño revolucionario" que hubiera mantenido las cuatro chimeneas de la construcción de 1939.
Abramóvich planea desde hace años una operación inmobiliaria para vender los terrenos de Stamford Bridge, en el cotizado barrio londinense de Chelsea, y trasladar al equipo a otra zona de Londres.
El dueño de los "blues" se ha encontrado sin embargo hasta la fecha con la oposición de los socios del club, que son los propietarios del actual estadio y que por el momento se han negado a vender.
En 1997, la sociedad sin ánimo de lucro "Chelsea Pitch Owners" ("Propietarios del campo del Chelsea"), creada por seguidores locales, aprovechó un momento de dificultades económicas del club para comprar tanto Stamford Bridge como los derechos del nombre "Chelsea Football Club".
Su intención era evitar que una directiva necesitada de efectivo en la caja decidiera vender un estadio que consideran patrimonio de los aficionados.
Así las cosas, Abramóvich necesita el apoyo del 75 por ciento de esa sociedad para vender, algo que ya trató de lograr, sin éxito, en 2011, cuando solo el 61,5 por ciento de los "Propietarios del campo del Chelsea" se mostraron a favor de deshacerse de unos terrenos con un elevado precio en el mercado.
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