Con goles de Walter Samuél y Diego Milito, Inter le ganó de visitante en el Bentegodi a Chievo por 2 a 0, en uno de los primeros partidos de la vigésimo séptima jornada.
De esta manera, los nerazzurri rebasaron momentáneamente a Roma y ahora se ubican sextos con 40 puntos, mientras que el conjunto de Verona se quedó con 34 unidades y por ahora siguen novenos junto a Palermo.
El resultado fue sin dudas merecido, porque la visita fue más, hizo el gasto y si bien fatigó, logró encontrar la vía del gol sobre el final de un partido que hubiera podido destrabar mucho antes.
Difícil decir donde terminen los méritos de Inter y donde empiecen los deméritos de los azul y oro: en efecto, puesto que los milaneses hicieron el gasto y jugaron bastante bien, como dicho, los muchachos de Di Carlo se dedicaron exclusivamente a la defensa y no salieron al ataque ni siquiera cuando su rival frenó un poco para retomar aire.
Se entendió casi enseguida que la actitud tan pasiva de Chievo no iba a pagar, puesto que al minuto 14, en el desarrollo de un córner, Acerbi le sacó la pelota a Lucio en el área con una mano, en una situación evidentemente involuntaria pero determinante. El referí, justamente cobró el penal, pero Milito se dejó hipnotizar desde los once metros y disparó al medio, de manera que Sorrentino pudo tapar sin demasiados problemas.
Inter sufrió un poco el golpe, pero siguió jugando muy ordenado y buscó abrir una defensa muy compacta y eficaz moviéndose con continuidad y mostrando alguna buena idea.
Sin embargo, a pesar de la buena performance de Sneijder, la visita no lograba encontrar esos espacios que quería crear y no logró crearle muchas otras molestias al arquero local.
En el complemento el guión no cambió de una coma: el equipo de Ranieri siguió haciendo el gasto y el cuadro local continuó a defenderse con todo, haciéndolo muy bien, por cierto, pero concediendo algo más a cada minuto que pasaba, por vía del cansancio.
Sin embargo, Chievo le concedió demasiado la iniciativa a Inter y cuando un equipo con jugadores de grande calibre y nivel como el nerazzurri dispone de tanta libertad, antes o después terminan por aprovecharla. Así, tras un par de claras chances de gol, finalmente llegó el 1 a 0, a cuatro minutos desde el final.
El tanto llegó en jugada de tiro de esquina y fue todo mérito de Samuél, quien con un movimiento en puro "estilo Batistuta", amagó cortar hacia el primer palo, para cambiar repentinamente dirección corriendo casi de espaldas hacia el segundo: ahí llegó el balón y el argentino, a pesar de la dificultad de estar corriendo hacia atrás, logró saltar e impactar muy bien el balón de cabeza, tocándola a la izquierda se Sorrentino, que nada podía hacer en la ocasión.
El gol de la ventaja le dio confianza a los nerazzurri que reaccionaron de manera brillante, porque no se cerraron para defender por pocos minutos el 1 a 0, sino que salieron a poner el segundo, cosa que lograron tres minutos más tarde, cuando Zanetti se escapó por derecha y metió un gran centro al área, que Milito impactó de cabeza para rescatarse del penal fallado y cerrar definitivamente el partido.
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